Pequeñas Crónicas (En Vivo) #14

| Lugar: | Showcenter Complex. San Pedro Garza García, N.L. |
| Fecha: | 10 – Octubre – 2025 |
Hace algunos ayeres les compartí mis experiencias viendo a Plastilina Mosh por primera vez, en su versión Mosh & Mambo, después de años de esperarlo. Al concluir, escribí «ahora esperaré con ansias una versión en concierto de Plastilina Mosh tradicional, pero por lo pronto se cumplió la misión». Es un placer confirmarles que, casi dos años después, por fin asistí a un concierto tradicional de Plastilina Mosh. Esta es mi pequeña crónica sobre este acontecimiento trascendental en mi vida.
Antes de empezar, quiero hacer algunos comentarios. Por primera vez en mucho tiempo (y después de comprar los boletos en miércoles 2×1, como debe de ser), en los (dos) días anteriores al concierto escuché activamente a Plastilina Mosh como para ir «estudiado». Me enfoqué en sus tres primeros álbumes (que por lo pronto son los que tendrán su reseña por aquí en algún momento, la de Juan Manuel (2000) salió hace algunos años) y, tras escucharlos, no pude evitar que una pregunta entrara a mi cabeza: ¿cómo rayos van a meter esto en un concierto? Ya he comentado que sus sencillos no se parecen nada a sus canciones «no sencillos», pero en Hola Chicuelos (2003) ni siquiera se parecen entre las «no sencillos», una es electro, la otra tiene un riff de guitarra poderoso, otra es rap, otra es como música de elevador… y así. Tampoco puedo decir que el cien por ciento de sus canciones son buenísimas, porque no lo son, así que no sabía que esperar. De cualquier forma, y también por primera vez en un buen rato, estaba emocionado por ir a un concierto.
Ahora sí, mi experiencia empezó desde que busqué sin éxito la entrada que daba directo al Showcenter Complex, donde se llevaría a cabo el concierto. Tuve que estacionarme en uno de esos miles de lugares de estacionamiento extraños que hay en ese monstruo de los convenios de conexión de plazas llamado Plaza Fiesta San Agustín/Fashion Drive/Auriga/etc., literalmente por la entrada de uno de los como cuatro «food courts». Ni siquiera sabía que existía esa entrada, pero bueno, ahí caí. Mientras caminaba hacia el Showcenter me surgió una nueva duda (he andado muy filosófico estos días): ¿qué clase de personas van a un concierto de Plastilina Mosh en 2025? No sabía si vería a pura gente que tuvo sus años de juventud a finales de los 90s, cuando Mr. P Mosh se escuchaba por todos lados (o algo así), o si sería gente más joven que cuando empezó a tener uso de razón Plastilina Mosh ya existía y ya era lo que es ahora, o tal vez gente aún más joven, tipo uno con sus 16 recién cumplidos, que probablemente descubrió a la banda en un TikTok o algo parecido. No sé, tengo 16 recién cumplidos pero no sé cómo funciona la chaviza. Acercándome al lugar me pareció muy interesante ver una combinación muy balanceada de estos tres grupos de personas. Te pone a pensar.
En fin, llegué a mi asiento casi a las nueve en punto, hora a la que se suponía que iba a empezar el evento. Por suerte, así como nosotros fuimos puntuales, también los organizadores, pues unos minutos después de las nueve arrancó Jiuz, el abridor. Entiendo que es un pelado solista y su banda, o por lo menos eso le entendí cuando dijo «yo soy Jiuz y esta es mi banda» (Jiuz, 2025). Su música es como un tipo indie rock pop nada complejo, por momentos me recordaba tanto el estilo como la voz de Dayglow, pero no puedo decir que suenan similares. No es mi estilo, pero tampoco está nada mal. Al terminar, esperamos un rato más hasta que, por ahí de las 10:10 de la noche, por fin se apagaron las luces. Lo primero que se vió fue un video (una crestomatía dirían por ahí) muy extraño y muy Plastilina Mosh, el cual tenía una cuenta regresiva de diez minutos. Hacia el final del tiempo, empezó a escucharse Cosmic Lelos, la primera canción de Hola Chicuelos, que sirvió como presentación. Al terminar, subieron Jonaz y Alejandro Rosso de la Plastilina Mosh al escenario junto con Beto Ramos, baterista, y Cristian Mollett, bajista, para empezar, ahora sí, con Savage Sucker Boy, de su primer álbum, Aquamosh (1998). Aunque no tenía idea de con cuál canción iban a empezar, pensé que sería o Niño Bomba o Aló, que suenan como a canciones de inicio de concierto.

Siendo sincero, la parte inicial fue la más floja del concierto, pues durante las primeras canciones el público se veía medio apagado. Aparte, hubo un momento un poquitín decepcionante durante Niño Bomba, una de mis canciones favoritas de Plastilina Mosh y uno de los grandes clásicos de la banda, pues como que algo estaba a destiempo, no sé si era la programación del beat o la batería o qué exactamente, pero sonaba muy extraño. Afortunadamente, de ahí en adelante cada momento sería mejor que el anterior.
Al releer mis pequeñas crónicas de Linkin Park y Green Day, noté que en las dos dije que hubiera esperado que tocaran canciones menos conocidas, aunque entendía que el concierto se enfocara principalmente en los grandes éxitos. Afortunadamente la vida me regaló uno de esos conciertos con canciones no muy conocidas antes de que acabara el año. Más allá de que tocaron TODOS sus éxitos (te puedo asegurar que la canción que me digas de Plastilina Mosh la tocaron, excepto tal vez Bassass), también tocaron canciones que nunca esperé escuchar en vivo, como Ode to Mauricio Garcés, Decatlón o Pinche Stereo Band. Hasta se aventaron la de Purrum Pum Pum, un b-side que no conocía. También agradezco que hayan tocado MJLM, hubiera llorado si no lo hacían, ¡maldición!
Otra cosa interesante es que creo que es la primera vez que voy a un concierto con intermedio, literalmente como el de los cines en el siglo XX (o ya bien entrado el XXI, extraño la tierra en la que nací). Al terminar el clásico Peligroso Pop, Jonaz anunció al público que había llegado el momento de un intermedio como para «ir por más cheve o algo» (González, 2025). La banda se bajó del escenario y en las pantallas pusieron un video que, según dijeron, y yo les creo, Rosso había hecho personalmente. Era muy parecido al video del inicio, estaba increíble, me gustaría que lo subieran completo a YouTube o a alguna de esas plataformas. Algo que me agrada mucho de ver a esta raza es que, como señalé aquella vez del Mosh & Mambo, tienen el humor más estúpido y no dudan en usarlo. Aparte de los videos, que eran tremendas joyas, entre ellos se dijeron una cantidad inmensa de basura y, nuevamente, el buen Chema, encargado de sonido, salió raspado. Creo que era inevitable.

Increíblemente, Mr. P Mosh no fue ni la última canción del concierto, ni parte del «encore». La última antes del «encore» fue Nalguita, la cual no me agrada para nada, y luego Jonaz le dijo al público que le daba flojera aplicar la de irse y luego regresar, aunque se tenía que hacer «por protocolo de los conciertos de rock», así que accedieron a fingir que se habían ido para luego regresar. Fue gracioso, yo tampoco entiendo mucho el punto de esa tradición. Para cerrar, la banda tocó Millionaire y, obviamente, Pervert Pop Song, con todo el público prendido, celulares grabando por todos lados, entre otras cosas. La vida me ha hecho apreciar los conciertos que no duran tanto tiempo, pero en este caso no quería que se acabara. Lamentablemente, ese momento llegó y Plastilina Mosh se despidió, no sin antes prometer que volverían próximamente a esta ciudad de las montañas (o por lo menos a tocar aquí, porque claramente aquí viven) y que en poco tiempo habría nuevas canciones, lo cual, para alguien como yo que lleva esperando algo más que una canción cada tres años por 17 años, es maravilloso.

En estos últimos 15 años tuve la posibilidad de ver a Plastilina Mosh alrededor de seis veces, en distintos lugares, momentos y situaciones, pero nunca lo pude hacer. Lo más cerca que había estado (sin contar Mosh & Mambo) había sido el escucharlos por la ventana de mi cuarto aquella vez en el 2010 que, por alguna razón, le abrieron a Black Eyed Peas cuando estuvieron en el Estadio Tecnológico (¿?). Pero ahora aquí estamos, todo este tiempo después, pudiendo decir que ya vi a Plastilina Mosh en su versión tradicional, que estuvo mucho mejor de lo que esperaba justo antes de entrar, y que, por fin, ya no tengo que esperar con ansias este momento. No fue el concierto perfecto, pero sin duda fue lo que esperaba ver y tal vez más. Es posible que ahora lo que espere con ansias es que regresen o, mejor aún, que lancen ese álbum que una persona como yo con 16 recién cumplidos ha esperado por los últimos 17 años. Se vale soñar.
Mi calificación es…
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| 4/5 ‘Ora sí que viernes otra vez |
PD
Creo que Beto Ramos es el baterista que más veces he visto en vivo en toda mi vida, literalmente toca con todas las bandas de Monterrey, qué rayos.
PD2
No es queja.

